Una tarde, hace muchísimo tiempo, Dios convocó a una reunión. Estaba invitado un ejemplar de cada especie.
Una vez reunidos, y después de escuchar muchas quejas, Dios
soltó una sencilla pregunta: "¿entonces, qué te gustaría ser?";
a la que cada uno respondió sin tapujos y a corazón abierto:
la jirafa dijo que le gustaría ser un oso panda.
El elefante pidió ser mosquito.
El águila, serpiente.
La liebre quiso ser tortuga, y la tortuga, golondrina.
El león rogó ser gato.
La nutria, carpincho.
El caballo, orquídea.
Y la ballena solicitó permiso para ser zorzal...
Le llegó el turno al hombre,
quien casualmente venía de recorrer el camino de la verdad,
hizo una pausa, y esclarecido exclamó:
"Señor, yo quisiera ser... FELIZ".
V. Garcia
Qué importante es reconocer en cada uno de nosotros el valor inmenso que tiene el deseo de ser feliz. Ser feliz es la meta suprema de nuestra vida, pero es una meta que sólo la alcanzaremos si realizamos un paso cada día, un paso grande o pequeño, pero firme,con decisión y valentía. No es fácil ser feliz, muchas veces debemos pasar por momento tristes, oscuros, solitarios y fríos... pero debemos pensar que gracias a esos instantes grises que vivimos, podemos reconocer la dicha de la felicidad y la plenitud de sentirse feliz.
Ser feliz depende de cada uno, del entusiasmo con el que comenzamos cada día, de la confianza que nos tengamos a nosotros mismos y del amor que podemos dar y recibir. Sí, el amor es el garante de la felicidad, es el responsable de que podamos construir puentes de amistad, lazos de familia y unir corazones con pasión...
A pesar que hoy tengas un día melancólico, donde el brillo se ha perdido, intenta sonreír, porque la felicidad está escondida en el lugar menos pensado, quizás un llamado telefónico, una visita inesperada, una noticia sorprendente, una simple canción, o cualquier otro detalle pueden descubrir a la felicidad y el corazón volverá a saltar de alegría.
Intenta ser feliz a cada segundo...