Nada es imperdonable, pero no se trata de perdonar por perdonar ni tampoco de poner la otra mejilla. Perdonar es atrevernos a poner un punto final a la situación, entendiendo que hay circunstancias que pueden ser reparadas y en las que el vínculo puede continuar, mientras que en otras no es posible ni lo uno ni lo otro, lo que implica dejar atrás lo que teníamos.Y si bien esta es la decisión que resulta más difícil de tomar, también es la más sana.
Cuando hay amor verdadero, por uno mismo y por la otra persona, el perdón es la mejor opción para ser felices los dos.
El perdón no puede caminar sin el amor, y el amor necesita curar los errores, cicatrizar heridas y volver a intentar reinar...
No te olvides, si hay amor también hay que querer perdonar...