El hombre lo suelta y se queja con su amigo:
- Perro desagradecido, lo quiero ayudar y me muerde...
El amigo contesta:
- No te enojes. No te muerde por falta de gratitud, te muede porque está herido.
Enrique Ponce
"Seguir sin ti"
Salinas - Bucay
¿Cuántas veces actuamos de la manera que no sentimos, simplemente porque nuestras heridas siguen abiertas?
Las heridas del alma sólo se ven con los ojos del amor, y se curan con una dosis justa de tiempo, aunque a pesar de ello algunas veces quedan cicatrices tan profundas como las heridas mismas...
Debemos preguntarnos qué heridas aún no hemos cerrado en nuestras almas, y debemos decidirnos a cicatrizarlas, porque la vida es bella y no se la puede vivir con la mirada triste.
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