Qué ternura encontrarte, viejo amor imposible,
qué dulce conocerte despues de que el olvido
hizo más imposible nuestro amor imposible.
Nunca tú supiste el amor que te tuve:
entonces escuchaba con tu fantasma un vals
y conocía el asombro de mirar tus pestañas
y, sin tú darte cuenta, mi alma cabía completa
en tu labio inferior.
No creas que había fotos.
Era la presencia real que sólo poseen los amores imposibles.
Nada de esto te dije cuando me dio tanto gusto
que alguien nos presentara sin saber lo que hacía,
acercarme a tu ternura que ahora no invento.
Nada de esto te dije.
Esas ridiculeses no se dicen.
Los amores imposibles son los más ridículos amores.
Contigo no me equivoque cuando te amaba,
pero ya no te amo.
Un beso en la mejilla.
"Volveremos a vernos".
Dario Jaramillo Agudelo